La gestión del impacto ayuda a comprender la repercusión de nuestras actividades en las personas y el planeta, de modo que podamos dirigir de forma activa nuestros medios para aumentar nuestro impacto positivo y minimizar el negativo. Por lo tanto, requiere una medición, seguimiento y adaptación eficaces.
Llevamos gestionando el impacto de forma consciente desde mucho antes de que existiera gran parte de la terminología actual. Nuestro enfoque estructurado de la gestión del impacto consiste en centrarnos primero en el impacto positivo y, en segundo lugar, en minimizar el impacto negativo, orientando el dinero de forma que beneficie tanto a las personas como al medio ambiente a largo plazo.