Con el fin de las clases, comienza para las familias un periodo en el que se presentan nuevos desafíos y oportunidades. Las largas semanas en las que no asistirán a clase, los niños y niñas pueden descansar, recuperar fuerzas y realizar tareas diferentes a las que desarrollaban durante el curso. Por su parte, las familias se enfrentan a la necesidad de conciliar la nueva situación familiar con sus obligaciones en el ámbito laboral.
Además, surgen dudas de carácter pedagógico y educativo. ¿En qué actividades ocupar el tiempo de los y las menores? ¿Deben continuar haciendo deberes durante el verano? ¿Cómo evitar los peligros de las pantallas con tanto tiempo libre?
Las vacaciones y el descanso, incluso los momentos puntuales de aburrimiento, tienen efectos positivos en el desarrollo, pero también algunos peligros e inconvenientes que pueden provocar problemas de conciliación o de conducta e incluso derivar en un menor rendimiento académico en el siguiente curso.