En los últimos años la salud mental ha adquirido un peso importante en la agenda política y entre las preocupaciones de la ciudadanía, pero los datos reflejan que aún queda mucho por avanzar. Desde un punto de vista educativo, la salud mental es fundamental para impulsar la capacidad humana de pensar, sentir, aprender, trabajar, construir relaciones significativas y contribuir al entorno próximo y a la sociedad. Por lo tanto, abordar las carencias de las personas más jóvenes en materia de salud mental es necesario para que puedan alcanzar un desarrollo personal y social correcto.
Son muchas las variables que pueden afectar a la salud mental en el entorno educativo y están generados por varios factores. Trabajar de manera conjunta desde las instituciones, las familias y el ámbito educativo es fundamental para lograr un cambio relevante en el panorama actual de la salud mental en este sector de edad.