Los resultados:
Cinco escapadas por España para hacer menos duro el 'Blue Monday’ 2025.
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La promesa es tentadora. ¡Comprueba precios, haz una escapada, rocíate con un perfume embriagador y di adiós a tus penas! El engranaje publicitario está dispuesto a venderte cualquier cosa que te haga creer que la tristeza puede diluirse a golpe de tarjeta de crédito. Todo, por supuesto, bajo ese manto de supuesto rigor científico que justifica que hoy (y no otro día) tenemos que sentirnos miserables.
No es casualidad que el concepto Blue Monday también remita a la mítica canción de New Order, publicada en 1983, cuyo estribillo reza: “How does it feel to treat me like you do?” (¿Cómo te sientes al tratarme así?). Y una podría preguntarse, con el mismo tono desafiante de Bernard Sumner, cómo es que se nos trata de esta manera. Nos venden melancolía con fecha fija y soluciones exprés y materiales a esa desgracia. Aunque los resultados del buscador ya nos daban una pista del origen real del término. El Blue Monday nació en 2005 gracias a la agencia de viajes Sky Travel, que contrató a la consultora de comunicación Porter Novelli para promocionar sus paquetes de invierno. Anunciaron que un equipo de investigación, liderado por el psicólogo Cliff Arnall del Centre for Lifelong Learning de la Universidad de Cardiff, había usado una fórmula matemática para identificar el día más triste del año. La fórmula comtempla aspectos como el clima, las deudas navideñas y las frustraciones de los propósitos de Año Nuevo para que el resultado sea un día muy muy triste. Así, con la ayuda de un par de fórmulas matemáticas supuestamente científicas, le pusieron día y apellido a una presunta tristeza colectiva.
La Universidad de Cardiff negó tener relación alguna con el estudio, y el propio Arnall pidió disculpas después por la bola de nieve que se había desatado. Incluso participó en la campaña #StopBlueMonday, eso sí, para promocionar el turismo de las Islas Canarias. La realidad es que el Blue Monday surgió como una jugada publicitaria. Y hoy, a pesar de la ausencia de evidencia científica alguna que respalde la existencia de ese día fatal, el fenómeno se repite cada año. Con cinismo o ingenuidad, cientos de marcas se aferran a ese “lunes más triste” para lanzar ofertas que prometen combatirlo… con un consumo desatado.
“Desde un enfoque clínico, no existe evidencia científica que respalde el concepto del Blue Monday”, afirma la psicóloga clínica Carolina Suárez Llevat, experta en salud mental del Gabinete de Psicología Avanzada Suárez y Núñez, y cuya voz se suma a otras que han denunciado la falta de rigor del término. Para Suárez Llevat, la repetición mediática de que se trata del día más deprimente del año puede generar el efecto de “profecía autocumplida”. Cuantas más veces leas que debes sentirte mal, mayor será tu predisposición para interpretarte como triste o con ansiedad.
Suárez Llevat apunta que, en realidad, las emociones negativas no necesitan un día en el calendario para manifestarse. La llegada del invierno, la famosa cuesta de enero y el estrés postvacacional afectan al estado de ánimo, sí, pero no hay razones para concentrarlo todo en un solo lunes. “Es crucial no trivializar emociones como la tristeza o la depresión, que son experiencias complejas y en algunos casos requieren atención profesional”, recuerda la especialista. Colocar la depresión en un paquete de 24 horas es un error que diluye la verdadera dimensión de los trastornos de salud mental.
“La incertidumbre económica es uno de los factores más estresantes para la mayoría de las personas, ya que afecta directamente a la percepción de seguridad”, explica Carolina Suárez Llevat. “Tras las fiestas navideñas, el endeudamiento y la falta de control financiero pueden incrementar la activación del sistema límbico, lo que a su vez se asocia con respuestas emocionales al estrés, como insomnio, irritabilidad y ansiedad. Además, este tipo de incertidumbre puede disminuir la dopamina, el neurotransmisor relacionado con la motivación y la recompensa, generando una sensación de desesperanza. Por eso es tan importante tomar decisiones financieras responsables y, en casos de estrés crónico, buscar apoyo psicológico para aprender estrategias de afrontamiento”.
Pese a su invalidez científica, el Blue Monday se ha convertido en un fenómeno publicitario recurrente. El marketing emocional busca conectar con el público a través de sus anhelos, temores o estados de ánimo. ¿Resultado? En un día supuestamente “funesto”, se venden perfumes, viajes, tratamientos antiestrés y hasta aplicaciones de bienestar con la promesa de borrar la melancolía. Y mientras tanto la llamada “economía del bienestar” crece de forma exponencial. Según el Global Wellness Institute, el sector global del bienestar alcanzó los 6,3 billones de dólares y se prevé que llegue a los 9 billones en 2028. Dentro de esa maquinaria colosal, los mensajes de “date un capricho y siéntete mejor” se repiten. Con el peligro que supone que reduzcamos el bienestar a una mercancía según la lógica de “retail therapy”.
Mientras la rueda del consumo gira, surgen voces de resistencia. Una de ellas es la firma de moda sostenible ECOALF, cuya filosofía se centra en minimizar el impacto medioambiental. Carol Blázquez, Head of Innovation & Sustainability de ECOALF, explica que para la compañía es una cuestión de coherencia: “No tendría sentido trabajar en hacer prendas con el menor impacto medioambiental si a la vez fomentáramos un consumo irresponsable del tipo ‘compra, aunque no lo necesites’ o ‘usar y tirar’”.
Esta visión llevó a la marca a no sumarse a las campañas agresivas de Black Friday. Del mismo modo, tampoco celebran el Blue Monday como una oportunidad de oferta. Blázquez insiste en que “lo importante es concienciar”. No basta con vender prendas sostenibles, hay que explicar por qué su proceso es diferente, cómo cada prenda lleva un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) que mide el consumo de agua o la emisión de CO2. Ese compromiso debe evidenciarse en la comunicación, pero sin manipulación emocional. “Sabemos que nos enfrentamos a una crisis climática que pone al ser humano ante un gran desafío”, reflexiona Blázquez, “preferimos traer esperanza y demostrar que es posible crear colecciones sin comprometer el futuro de las próximas generaciones”. Así, ECOALF se convierte en ejemplo de que es factible gestionar una marca anclada en valores auténticos.
La transformación hacia un bienestar real no se limita a un día de ofertas o a modas pasajeras. Desde Triodos proponemos un enfoque sistémico de transiciones donde la energía, la alimentación, los recursos y la inclusión social se aborden de manera conjunta. Si el consumo impulsivo de viajes, cosmética o aparatos electrónicos se dispara cada vez que “sentimos” un bajón (real o ficticio y manipulador), quizá alimentemos la sobreexplotación de recursos y los problemas medioambientales que a su vez socavan nuestra salud mental.
Otro factor clave en esta ecuación es el neuromarketing, esa disciplina que mezcla neurociencia, psicología y marketing para hurgar en nuestros circuitos emocionales. En un Blue Monday, las empresas encuentran un campo fértil para explotar la vulnerabilidad de las personas y su consumo. Se disparan ofertas que vinculan la tristeza con la urgencia de “comprar para ser feliz”. Y si el Blue Monday es un timo, ¿qué queda? Sonja Lyubomirsky, en su obra “La ciencia de la felicidad”, subraya que ese estado tan deseado se nutre de acciones y hábitos sostenidos, como cultivar lazos sociales, practicar la gratitud, involucrarse en actividades que nos dan sentido. Nada de eso coincide con el consumo efímero. “No se trata de negar el poder de una escapada o de un regalo a una misma”, matiza Carolina Suárez Llevat, “sino de tener la consciencia de que esas compras no suplen la necesidad de un verdadero autocuidado”.
Marcas como ECOALF muestran que la ética, la sostenibilidad y la coherencia pueden ser tan seductoras como los grandes descuentos. Y desde entidades como Triodos Bank impulsamos proyectos - como ese y otros - que promueven un concepto de bienestar social enraizado en la comunidad. Son soluciones que van más allá de un hashtag en redes o una campaña de marketing puntual. Se trata de un cambio cultural y económico, lento y persistente, que busca que el bienestar sea un derecho y una práctica colectiva, no un artículo de lujo ni una excusa de ventas.
Consejos para cuidar de nuestra salud mental
Propuestas de la psicóloga Carolina Suárez Llevat para cuidar la salud mental durante todo el año, no solo un lunes de enero:
- Adoptar hábitos saludables
El ejercicio físico regular y una dieta equilibrada promueven la liberación de serotonina y endorfinas, neurotransmisores ligados a la regulación del ánimo y la reducción del estrés.
- Planificar las finanzas con antelación
Diseñar un presupuesto anual y evitar el endeudamiento excesivo alivia la sensación de inseguridad económica y el estrés que provoca.
- Fomentar redes de apoyo
Mantener el contacto con familiares, amistades o grupos de interés fortalece el sentido de pertenencia y activa circuitos neuronales de recompensa social.
- Aprovechar la luz natural
La falta de luz solar puede afectar al ánimo, especialmente en invierno. Salir a caminar durante las horas de luz o usar lámparas de fototerapia puede ayudar a regular los ritmos circadianos.
- Practicar la gratitud y la atención plena
Reflexionar sobre los aspectos positivos de la vida y entrenar el foco en el presente ayuda a moderar la actividad de la amígdala, reduce la respuesta al estrés y refuerza la resiliencia.
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