Logros que marcan el futuro de la recarga eléctrica

“Nuestra actividad se centra en 4 grandes fases: inversión, desarrollo, construcción y la posterior operación a largo plazo, tanto de plantas fotovoltaicas como de infraestructura de recarga para vehículos eléctricos que sean suministrados con energía 100 % renovable”, explica Vallespín. Sus palabras definen un modelo pionero, el de desplegar las llamadas “fotolineras”, el equivalente de las electrolineras a las estaciones de carga solar, donde cada coche eléctrico que se enchufa consume electricidad libre de emisiones.“La infraestructura de movilidad eléctrica puede financiarse igual que un parque solar o eólico, un paso clave para escalar la red de carga que España necesita”, recalca Vallespín. En otras palabras, los cargadores de coches eléctricos se han convertido en una inversión atractiva, escalable y de largo plazo, equiparable a de las las energías renovables que los alimentan.

David Vallespín, co-CEO de Eranovum

Pero ¿por qué es tan importante enlazar puntos de recarga y energías verdes? La respuesta está en la descarbonización. Un vehículo eléctrico que circula por calles españolas no emite CO por el tubo de escape, pero su impacto ambiental depende en gran medida de cómo se genera la energía que consume. De nada serviría electrificar el transporte si esa energía proviene de centrales de carbón, por ejemplo. Según Vallespín, “lo fundamental es que la infraestructura esté alimentada por energía renovable para  garantizar que la transición al coche eléctrico sea realmente sostenible”. Cada kilovatio-hora limpio utilizado en transporte evita emisiones. Según el informe sobre el Estado del Transporte Europeo de Transport & Environment, se calcula que gracias al auge del vehículo eléctrico en 2025 Europa emitirá 20 millones de toneladas menos de CO, el equivalente a las emisiones anuales de siete u ocho centrales de carbón. Y la conjunción de equipamiento de recarga y energía verde multiplica este beneficio climático y permite un paradigma nuevo de movilidad sostenible.

El reto español en el contexto europeo 

El panorama ha empezado a cambiar. El arranque de 2025 viene marcado por un boom de matriculaciones de coches eléctricos. Solo en el mes de marzo, las ventas de turismos 100 % eléctricos  crecieron un 93 % interanual, y superaron las 8.300 unidades en España. En el primer trimestre de 2025 se acumularon casi 19.800 turismos eléctricos vendidos, lo que significa casi un 70 % más que el año anterior. Son cifras récord que revelan una aceleración en la compra, un cambio de ritmo, aunque aún representan una modesta parte del mercado total de automóviles. Por otro lado, la prórroga del Plan Moves III, que amplía los plazos y los fondos para la compra de vehículos eléctricos y la instalación de puntos de recarga, subraya el compromiso del gobierno con la transición energética. Sin embargo, los desafíos son grandes todavía . Para que España alcance los 5,5 millones de coches eléctricos en 2030 – la cifra que propone el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) - al sector le queda mucho por hacer. 

En términos de infraestructura de recarga España va aún por detrás de otros países de la Unión Europea, como Alemania, Francia o Noruega, que han sabido invertir en la creación de redes de recarga fuertes y de acceso fácil. Según el último informe de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) solo existen 46.358 puntos de recarga de acceso público operativos y otros más de 13.000 se encuentran fuera de servicio. Unos datos que quedan muy lejos de las aspiraciones de la patronal del automóvil, que alerta de que para el año 2030 se debería servir a los millones de coches eléctricos previstos. Es decir, según sus cálculos, habría que multiplicar por siete el equipamiento de carga en poco menos de un lustro. El desafío es enorme, pero regulación, inversión y concienciación parecen empezar a alinearse.

Aunque David Vallespín se mantiene crítico y afirma que  “nos enfrentamos a una docena de licencias distintas en función de qué tipo de proyecto queramos desarrollar. A menudo esos organismos no están coordinados ni adaptados a la nueva realidad del vehículo eléctrico, que generalmente tiene unos plazos muy acotados". No obstante, aquí también hay pequeños pasos que facilitan el camino. Hace tan solo unas semanas, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) lanzó un mapa de recarga con puntos de acceso en todo el país. Una herramienta que facilita que quienes conducen puedan localizar estaciones de recarga y planificar mejor sus viajes. 

Respaldo normativo a la electrificación 

La transición hacia la movilidad eléctrica en Europa está respaldada por el marco normativo, tanto a nivel comunitario como nacional. Bruselas ha marcado el rumbo con medidas de gran calado. La Unión Europea ha aprobado de manera definitiva la prohibición de vender coches nuevos de combustión en 2035. Y, dentro del paquete climático Fit for 55, ha adoptado el Reglamento sobre la Infraestructura para los Combustibles Alternativos (AFIR). Esta normativa europea obliga a instalar, a partir de este 2025, estaciones de carga rápida (al menos 150 kW) cada 60 kilómetros para turismos a lo largo de la red transeuropea principal. España, por su parte, ha incorporado estas directrices. La Ley de Cambio Climático nacional, por ejemplo, impone a las grandes gasolineras la instalación de cargadores rápidos, exige la preinstalación de puntos de recarga en edificios de nueva construcción y ha simplificado los trámites para el despliegue de esta infraestructura. También elimina algunas barreras administrativas como la necesidad de licencia de obra para instalar nuevos puntos de carga.

Baterías: mitos, duración y nuevas tecnologías

Una de las preocupaciones históricas sobre los vehículos eléctricos ha sido su autonomía y el coste de sus baterías. Hace solo una década, este tipo de coches apenas lograban recorrer 150 km con una carga completa, pero hoy muchos modelos superan los 400 o 500 km de autonomía real. En palabras de David Vallespín, co-CEO de Eranovum, la situación en España refleja esta mejoray “la mayor parte de la movilidad en España, entre el 70 y el 75 % , se realiza en entornos urbanos y periurbanos. Y las infraestructuras ya son muy tupidas en las ciudades y en las zonas suburbanas, más que suficientes para recargar vehículos en la rutina semanal”. 

Otro de los grandes retos medioambientales que enfrenta la movilidad eléctrica es el tratamiento de las baterías al final de su vida útil. Una cuestión que no ha pasado desapercibida para la nueva normativa europea, que garantiza que podrán reciclarse en un 80 % de su composición, y reduce así la huella medioambiental asociada a su fabricación y desecho. Pero la innovación no se limita solo al reciclaje, también se exploran formas nuevas de reutilización, como las segundas vidas de las baterías, que, aunque ya no sean aptas para mover un coche, pueden ser reconvertidas en sistemas de almacenamiento de energía para hogares o industrias y podrían aportar flexibilidad a la red eléctrica. Según un análisis de Transport & Environment, en 2030 un coche eléctrico medio consumirá unos 20 litros de materiales metálicos para sus baterías durante toda su vida útil, frente a los 12.400 litros de combustible que quemaría un vehículo de combustión equivalente. Una diferencia abismal y que juega a favor de la economía y la sostenibilidad a largo plazo.

La sostenibilidad como eje central de la transición

“El proyecto de movilidad eléctrica debe ir acompañado de un compromiso con el medioambiente y el futuro de las generaciones venideras", destaca Miguel Ángel Amores, responsable de energías renovables de Triodos Bank.

En este sentido, Eranovum ha hecho de la energía renovable un pilar fundamental de su negocio, que garantiza que la energía suministrada en sus puntos de recarga proviene de fuentes 100 % renovables certificadas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

La infraestructura de carga, que antes se veía como un obstáculo, ahora es el motor que impulsa esta transición. Con el apoyo de instituciones como Triodos Bank y proyectos como el de Eranovum, España tiene una oportunidad única de liderar una movilidad más sostenible y accesible . En este contexto, el papel de la red de recarga será crucial para que la transición hacia una movilidad 100 % eléctrica se convierta en una realidad palpable en las calles del país.