La Unión Europea ha promulgado nuevas leyes para reducir, reutilizar y reciclar los envases. Pero la verdadera transformación depende de las elecciones individuales de consumidores y consumidoras y de la responsabilidad compartida entre gobiernos y empresas. ¿Es posible contribuir con pequeñas cosas en nuestro día a día? La respuesta es rotundamente sí. Podemos hacerlo de manera muy significativa a partir de acciones sencillas, como llevar una bolsa de tela al supermercado u optar por cosmética sin envases de un solo uso.
Te presentamos diez consejos para recortar el uso de plásticos, adaptarlos a nuestro estilo de vida y avanzar hacia un futuro más limpio y equilibrado, una hoja de ruta que te permitirá consumir de forma más consciente y responsable.
1. Bolsas reutilizables
La lucha contra la contaminación por plástico comienza con un sencillo gesto: usar bolsas de tela (o de rafia, una mochila, un carrito…) cuando vamos al supermercado. Muchos hemos incorporado ya este hábito y, aunque pueda parecer banal, su trascendencia es enorme. Cada año se utilizan más de un billón de bolsas de plástico en el mundo. ¿Cuál es su tiempo de uso real? Rara vez supera los minutos: llegamos a casa, colocamos la compra y c'est fini. Sin embargo, su rastro ambiental persiste durante siglos.
En 2015, la Unión Europea aprobó normas específicas para contener el uso de bolsas de plástico y fijó metas para obligar a los Estados miembros a recortar el consumo hasta no superar las 40 bolsas para este 2025. Entre Europa y Estados Unidos se concentra el 80 % del consumo de bolsas de plástico a nivel mundial. Y su proliferación en países en vías de desarrollo agrava aún más la crisis medioambiental. Cuando salgas de casa no te olvides de tu bolsa de tela u otras alternativas biodegradables.
Consejo extra: Si vas a comprar fruta o verdura, puedes llevar también pequeñas bolsas de malla o de tela, en lugar de las típicas bolsas plásticas del área de productos frescos. Es un cambio sencillo que cada vez abrazan más consumidores y comercios.
2. Termo o botella reutilizable
La popularización de las botellas reutilizables, de acero inoxidable, aluminio o incluso vidrio, es un gran avance en la lucha contra el plástico. Tomar agua del grifo (cuando es potable, como en la mayoría de municipios españoles o europeos) y llevarla contigo reduce de manera drástica tu huella de plástico.
Cada año se producen 500 mil millones de botellas de plástico de un solo uso. Cada botella de plástico puede tardar entre 100 y 500 años en descomponerse. Además, en su proceso de degradación libera microplásticos al entorno, que terminan en suelos y aguas, e incluso pueden afectar la salud humana.
Consejo extra: En el trabajo intenta evitar los vasos de plástico o papel plastificado que ofrecen muchas cafeterías o máquinas expendedoras. En su lugar puedes utilizar tu propia taza o termo de café o té.
3. Compras a granel
El ahorro de envases es más que evidente: en lugar de llevar a casa una bolsa o envoltorio individual para cada producto, reutilizamos frascos, botes de cristal, bolsas de tela o contenedores específicos que, bien cuidados, pueden durar años. Además, comprar a granel suele fomentar el consumo responsable, porque adquieres solo las cantidades que necesitas y evitas el desperdicio alimentario.
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Sí, es mucho más fácil tirar de productos envasados (por supuesto en plástico) que puedes encontrar en los supermercados. Pero la tendencia de comprar a granel se impone con fuerza en muchas ciudades. ¿Te has fijado si ya hay alguna alternativa en tu barrio? Tiendas especializadas, mercados tradicionales e incluso grandes superficies ya ofrecen la posibilidad de adquirir alimentos, como legumbres, cereales, frutos secos o especias, en contenedores reutilizables.
Consejo extra: Es muy útil crear un ‘kit de compra a granel’: un par de frascos de cristal con tapa hermética, uno o dos saquitos de tela y unas pinzas o embudo para facilitar el trasvase de los alimentos.
4. Alternativas plastic-free a los productos de limpieza e higiene.
Cualquier pasillo del supermercado está lleno de plásticos, pero el de productos de limpieza, higiene y cosmética se lleva la palma. Champús, geles de ducha, cremas, desodorantes, suelen venir en envases de un solo uso. Pero existen muchas opciones que reducen sustancialmente la cantidad de plástico:
- Champú y jabón sólidos. Cada vez son más populares. Suelen venir envueltos en papel biodegradable y duran más que las presentaciones líquidas.
- Desodorantes en barra sin plástico. Algunas marcas ofrecen versiones en tubo de cartón o metal que puede recargarse.
- Productos de limpieza en pastillas o recargas. En lugar de comprar un nuevo envase de plástico para detergentes o limpiadores, algunas tiendas venden recargas en bolsa compostable o incluso en cápsulas concentradas para disolver en agua que permiten reutilizar el bote original.
- Productos de higiene femenina. Existen alternativas muchos más sostenibles a las compresas y tampones desechables, como las copas menstruales de silicona médica (lavables y reutilizables durante años) o las braguitas menstruales con tejidos absorbentes y transpirables que puedes lavar y volver a usar.
- Productos de bebé. Puedes optar por toallitas reutilizables, pañales de tela y biberones de vidrio o chupetes de silicona o de caucho natural.
Consejo extra: En las ferias locales de artesanía o herboristerías hay alternativas de cosmética natural como cremas faciales en recipientes de vidrio retornables. También existen multitud de tutoriales para fabricar tus propias cremas, jabones y exfoliantes naturales.
5. Para llevar sí, pero en mi recipiente.
Uno de los grandes focos de plástico en nuestro día a día es la comida para llevar. Los envases de ‘take away’, los cubiertos de plástico y los envoltorios de usar y tirar han aumentado. Pero no todo está perdido, porque ya puedes llevar tu táper al súper y evitar otros plásticos desechables:
- Llevar tu propia fiambrera: A ser posible, de vidrio o de acero inoxidable. Además de reducir el plástico mantendrá mejor la frescura de los alimentos.
- Invertir en cubiertos reutilizables: Puedes guardar un set en tu cajón de la oficina o en la mochila. Existen incluso versiones de bambú ultraligeras y resistentes.
- Cafés y tés para llevar: Lleva tu termo o taza reutilizable y verás que muchos establecimientos ofrecen incluso descuentos si no usan su propio vaso desechable.
Consejo extra: Si el local donde sueles comprar aún no ofrece envases compostables o biodegradables, puedes hacerle saber que te interesan opciones más sostenibles. Apoya y promueve establecimientos que utilicen materiales naturales (como cartón, caña de azúcar o bambú) y que permitan sin problema que lleves tu propio táper o botella.
6. Ropa con consciencia y huir de las fibras sintéticas excesivas
La industria de la moda también tiene un papel enorme en la generación de microplásticos. Tejidos como el poliéster, el nailon o la lycra se degradan y liberan microfibras que llegan a los océanos a través del desagüe de nuestras lavadoras. Si bien no se puede eliminar por completo el uso de fibras sintéticas, reducirlas y adoptar hábitos de cuidado responsables marca la diferencia:
- Elegir ropa de fibras naturales (algodón orgánico, lino, cáñamo) y, si no es posible, puedes buscar marcas que certifiquen procesos sostenibles o que usen plástico reciclado.
- Optar por la ropa de segunda mano y alargar el ciclo de vida de las prendas. Esto contribuye a reducir la demanda de producción.
- Revisar las etiquetas antes de comprar. Si bien la ropa 100 % de fibras naturales no siempre es la más barata, a la larga puede suponer un ahorro al ser de mayor calidad y durabilidad.
Consejo extra: Existen unas bolsas de lavado especiales que capturan microfibra, como el ‘Guppyfriend Washing Bag’ que evitan que estas fibras acaben en el desagüe.
7. Un ocio sin plástico es posible
Excursiones, picnics o quedadas en casas de amigos pueden convertirse en un vertedero de plástico porque lo fácil y rápido nos lo sirven envuelto y con colores brillantes. Pero, con un poco de planificación, podemos disfrutar de un ocio más sostenible:
- Aperitivos elaborados en casa. Las palomitas de maíz caseras, el hummus en un tarrito de vidrio o frutas cortadas en un recipiente reutilizable son alternativas sabrosas y libres de plástico.
- Botellas grandes en lugar de individuales. Si vas a comprar bebidas, escoge formatos familiares y de vidrio o latas en vez de botellas de plástico.
- Pajitas. Hay opciones de pajitas de acero, bambú o papel. También puedes prescindir de ellas por completo.
Consejo extra: Al pedir comida a domicilio o para llevar, especifica que no necesitas cubiertos de un solo uso ni servilletas de plástico. Puedes utilizar tu propia vajilla y textiles reutilizables.
8. Residuos electrónicos y pequeños aparatos.
Los residuos electrónicos son un foco importante de contaminación por plásticos. Móviles, auriculares, cargadores, ratones y teclados de ordenador están compuestos en parte por plásticos y metales que si se gestionan de manera inadecuada acaban en vertederos o incineradoras.
- Reparar antes de desechar. Muchas veces tiramos un cargador o un auricular por un simple cable dañado. Existen talleres de reparación o tutoriales online que permiten prolongar la vida útil de estos aparatos.
- Reciclar en puntos limpios. En España disponemos de instalaciones de recogida para aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) donde se encargan de separar los materiales para su correcto reciclaje.
- Alquilar o comprar de segunda mano. Si se trata de un uso puntual (por ejemplo, una cámara para unas vacaciones), valora alquilarla. Y para otros dispositivos, busca opciones de segunda mano restaurada, que cada vez son más populares y económicas.
Consejo extra: Infórmate antes de desechar tu móvil antiguo y, si puedes, colabora en la recuperación de materiales.En muchas ocasiones las marcas de tecnología tienen programas de recogida o planes renove.
9. Gestos en el trabajo
El entorno laboral puede ser uno de los mayores focos de plástico en nuestro día a día, sobre todo si pasamos horas en la oficina o interactuamos con clientes y proveedores. Apostar por la sostenibilidad en el trabajo implica cambios que van más allá del reciclaje básico:
- Reuniones más ecológicas. Evitar botellas de plástico individuales en las salas de conferencias. En su lugar, colocar jarras de agua y vasos de cristal.
- Máquinas expendedoras sin plásticos de un solo uso. Cada vez más empresas optan por máquinas que no ofrecen vasos desechables o, al menos, incorporan un sistema que fomenta el uso de tazas personales.
- Difusión interna de buenas prácticas. Carteles informativos, charlas de concienciación o correos internos con pautas de reducción de plástico ayudan a crear una mentalidad corporativa sostenible.
Contenedores de reciclaje
Consejo extra: Si tu empresa recibe o envía paquetes con frecuencia, habla con tus proveedores y compañeros para reducir embalajes plásticos en los envíos. Por ejemplo, pide que sustituyan el relleno de espuma o plástico de burbujas por cartón troquelado o papel reciclado y que utilicen cajas reutilizables en lugar de embalajes de un solo uso.
10. Principio de las tres R (que ahora son cinco)
Durante décadas hemos escuchado ‘Reducir, Reutilizar y Reciclar’ como el mantra de la educación ambiental. Pero muchos expertos y organizaciones advierten que no son suficientes y proponen la ley de las 5 R:
- Rechaza lo que no necesitas.
- Reduce tu consumo de plásticos.
- Reutiliza todo lo que puedas.
- Recicla siempre que sea posible.
- Recupera los materiales para darles una nueva vida.
Si logras integrar estas cinco acciones en tu rutina diaria notarás una disminución importante de los plásticos y, por lo tanto, reducirás tu impacto ambiental. Con estas cinco R, cerrarás el círculo de consumo de manera responsable.
Si quieres saber más te proponemos estas lecturas:
- Guía para la reducción de plásticos de Greenpeace .
- Plastic detox. Libros Cúpula. Chávez, B. (2017).
- Tu consumo puede cambiar el mundo: El poder de tus elecciones responsables, conscientes y críticas. Ediciones Península.
- McCallum, W. (2019). Deja el plástico: Guía práctica para cambiar el mundo: 1 (Atalaya) (D. Paradela López, Trad.). Ediciones Península.
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