A pesar de su experiencia internacional, explica que en Valencia todo es distinto. Aquí la destrucción está más cerca y el cambio de un mundo a otro, de la calma a la tragedia, es cuestión de cruzar una calle. En medio del caos, recuerda la importancia de la profesionalización de la respuesta de emergencias y de cada euro donado para que la ayuda llegue donde debe y cuando más se necesita. Hablamos con ella mientras su teléfono no deja de sonar. Entre una llamada y otra, Monge se toma un respiro para contarnos qué sucede al otro lado, en ese mundo roto donde miles de familias tratan de reconstruirse con la ayuda de otros miles que han llegado a achicar agua, limpiar, repartir comida y, con suerte, devolver algo de esperanza. 

Pregunta. Vemos vídeos y fotos de la catástrofe de manera permanente a través de nuestras pantallas. Tú, que estás en terreno, ¿cómo describirías la situación en Valencia? 

Respuesta. Llegar aquí es como cruzar a otro mundo. Lo que se proyecta en la tele es muy real, pero en el terreno es como una película de ciencia ficción donde parece que ha llegado un dragón o un huracán y ha arrasado con todo. Está todo dado la vuelta, todo está empantanado y por todas partes hay basura que provoca olores y un ambiente denso, como caótico. Hay mucha gente: voluntarios, bomberos, policías que trabajan sin descanso.  

Además, aquí vemos la destrucción de algo muy cercano. La hemos presenciado muchas veces en otros contextos, como los tifones en el sudeste asiático o los huracanes en Centroamérica, que son fenómenos climatológicos recurrentes. Se sabe que ocurrirán, e incluso hay cierta preparación porque tienen su temporada. Cada vez son más intensos, pero hay conocimiento sobre ellos. Lo que es distinto aquí es el impacto sobre una zona urbanizada y que esta inundación no es tanto por el paso del huracán, sino por las lluvias torrenciales que dejó. Es casi inimaginable. No diría que es apocalíptico, pero sí que es como estar en otro mundo. Das un paso al otro lado del río y te encuentras con este lugar devastado, y cuando cruzas de vuelta estás en Valencia, donde todo sigue su rutina. Es blanco y negro. Es un cambio radical. Es extraño, porque cruzas de regreso a Valencia y parece que no pasó nada, pero aquí todo es destrucción. 

P. Acción contra el Hambre suele trabajar en emergencias internacionales, ¿por qué habéis decidido actuar en esta emergencia local? 

R. Precisamente, esto es inusual para Acción contra el Hambre. Trabajamos en Valencia desde hace años en proyectos de empleabilidad e inserción sociolaboral, pero jamás habíamos activado una respuesta de emergencia en España. No nos lo habíamos ni planteado. Hay muchos criterios para acudir a una emergencia y al valorar la magnitud de la situación, aunque la escala geográfica es pequeña, la intensidad del desastre sí justificaba la intervención.  

Reparto de linternas.
Reparto de linternas. Foto: Acción contra el Hambre

P. ¿Cómo habéis organizado la ayuda desde vuestra llegada?

R. Desde que llegamos nos hemos concentrado en cubrir necesidades básicas, sobre todo de higiene y en saneamiento,  cruciales para prevenir enfermedades infecciosas en una zona tan expuesta como ésta ahora mismo. Al principio repartimos mascarillas, geles hidroalcohólicos y todo lo relacionado con equipos de protección en varias localidades, como Masanasa y Catarroja. Después nos dimos cuenta de que la gente sacaba el lodo de sus casas y lo lanzaba a la calle, y ese lodo es muy insalubre porque no sabemos qué tipo de bacterias contiene. Además, puede ir a las alcantarillas y a toda la infraestructura de agua, así que instalamos sacas industriales de un metro cúbico en algunos puntos clave de Masanasa y de Paiporta para recoger escombros de forma segura. 

En Catarroja, por ejemplo, distribuimos linternas y chalecos reflectantes en localidades sin luz, y alimentos específicos, como opciones sin gluten para niños y personas con intolerancias, junto a kits de higiene infantil con pañales y otras cosas. Luego empezamos con otro tipo de actividad: trajimos dos bombas que tienen la peculiaridad de extraer agua con fango y que movemos de un sitio a otro según las necesidades. Con la ayuda de la municipalidad estas bombas ya han ayudado en varias localidades, ayer mismo extrajimos el agua de un garaje enorme de una manzana entera. También hemos estado en Catarroja en un centro cultural. Y luego, para el agua sin lodo, hemos desplegado 17 motobombas más pequeñas, muy útiles para sótanos y domicilios, que ahora mismo explotan los bomberos en la localidad de Chiva. También distribuimos 900 raciones de comida en un colegio de Paiporta, con la ayuda de personas voluntarias. Estamos en todas partes y, aunque somos un equipo pequeño, hacemos todo lo posible para cubrir necesidades esenciales, pueblo por pueblo. 

Vemos cada vez más emergencias humanitarias relacionadas con el cambio climático y eso no se puede negar
Noelia Monge

P. ¿A qué otros riesgos se enfrenta la población tras la inundación? 

R. La humedad y el tiempo son factores que aceleran la aparición de bacterias. El agua estancada y contaminada puede llevar esas bacterias al sistema de aguas de la ciudad, lo que expone a la gente a enfermedades gastrointestinales y respiratorias. Por eso ahora estamos con una propuesta para evitar la propagación de infecciones y también trabajamos con puntos de lavado de manos y campañas de sensibilización para prevenirlas.  

P. Hay muchas personas con ganas de ayudar en estos momentos. ¿Cuáles son las mejores formas de hacerlo? 

R. La forma más organizada y efectiva de ayudar es a través de donaciones a organizaciones con experiencia y equipos de emergencia, como Acción contra el Hambre, entre otras. Ese tipo de organizaciones tenemos equipos preparados para actuar en cuanto surge una emergencia; así, en cuestión de horas, nos desplazamos al terreno para evaluar las necesidades. Al principio, vinimos tres personas para ver sobre el terreno lo que hace falta y empezar con las primeras acciones y redes de apoyo. 

Luego, cuando se diseña la respuesta de emergencia, incluimos todo lo necesario: recursos humanos, económicos y logísticos para cubrir cada necesidad detectada. Ahí es donde el dinero cobra importancia porque permite adaptar la respuesta y escalarla según lo recaudado. Es mucho más directo, eficiente y rápido que enviar ropa o alimentos porque se canaliza hacia lo necesario y donde es realmente urgente. Ahora mismo, lo más organizado es donar a ONG presentes en el terreno que ya estamos aquí y conocemos las necesidades. El valor diferencial de Acción contra el Hambre es su equipo de emergencias, que es capaz de movilizarse en 24-48 horas y que tiene experiencia en armar una respuesta en terreno en muy poco tiempo. Aquí además ha sido muy fácil gracias a la red local y a la cantidad de personas voluntarias que hay en el terreno.  

En cuanto a las donaciones en especie, les pediría a las personas que esperen. En unas semanas podrían ser necesarias para ayudar a las familias que han perdido sus hogares y pertenencias. Pero ahora la limpieza y la prevención de infecciones son prioritarias. 

Reparto de comida
Reparto de comida. Foto: Acción contra el Hambre

P.  ¿Qué acogida recibís de la población local? ¿Hay alguna historia que te haya marcado? 

R. Pues hay muchas historias, pero son pequeños momentos, pequeños detalles que al final son los que más cuentan. Realmente se trata de un acercamiento de ser humano a ser humano. A veces, es tan simple como darle una linterna a una señora que limpia su casa. En ese instante, ella ve una chispa de esperanza, un "estamos aquí". No es un gesto institucional, sino detalles personales que les recuerdan que no están solos o solas. Sabemos lo que sienten porque también hemos pasado por emergencias, las hemos vivido en primera persona y sabemos lo que es. 

Y luego la gente local está inmensamente agradecida. Ves carteles por las calles con mensajes de agradecimiento. Por la calle te dan las gracias con una efusividad que te sorprende, es muy emocionante porque, claro, no te esperan allí, y cuando apareces, esos momentos supongo que se sienten como pequeñas caricias en mitad del desastre. Todos los que trabajamos de alguna manera les mandamos un soplo de aliento. Trabajamos de verdad, persona a persona, en lo que realmente importa. 

P. ¿Cómo visualizáis la próxima fase de la recuperación? 

R. Tras la limpieza, el próximo paso será la recuperación de los medios de vida. Esto significa ayudar a volver a trabajar a quienes han perdido su fuente de ingresos, ya sea en el campo o en los negocios locales. Puede que sea necesario dar apoyo económico a las personas más vulnerables o ayudar en la restauración de tierras agrícolas, los campos, la pérdida de ganado. Hay que darse cuenta de que esta zona es también agrícola. Esta recuperación de medios de vida llevará tiempo, más que la limpieza de las calles, y es vital para que las comunidades puedan recuperarse del impacto económico. Y luego está la parte emocional, porque ahora mismo todo el mundo está en shock. Ahí es donde el pueblo también tiene que estar.  

Bomba achicando lodo
El equipo de Acción contra el Hambre colabora con la UME con una de las bombas de extracción de lodo. Foto: Acción contra el Hambre

P. Describías al principio la virulencia de estos fenómenos naturales. ¿Crees que el cambio climático ha incrementado la gravedad de las emergencias que enfrentamos hoy? 

R.  Sí, es un hecho. Los conflictos armados nos nublan un poco. Pero la intensidad y frecuencia de tifones, huracanes y otros fenómenos naturales aumenta  y eso no se puede negar. La mayoría de las emergencias humanitarias actuales están relacionadas con el cambio climático, desde desastres naturales hasta desplazamientos forzados por sequías. No se trata solo de tifones y huracanes… Hay más hambrunas y crisis nutricionales que nunca. Ese fenómeno ya no es algo lejano, y si no tomamos medidas estas emergencias no pararán de crecer. 

P. Entonces, ¿crees que la responsabilidad de cambio es también de cada persona? 

R. Absolutamente. Aunque puede que reciclar no cambie el mundo, tiene un valor porque muestra que cada acción suma. La gente piensa que estos pequeños gestos no importan, pero cada acción individual, cada cosa que hagamos puede contribuir al cambio si logramos una masa crítica de personas conscientes. Al final, unir muchas fuerzas individuales puede hacer la diferencia. Además, creo que nos falta mucha más información científica. Hay que leer más estudios científicos y menos TikTok... lo digo en broma, pero también es verdad. Necesitamos más divulgación seria sobre el cambio climático y sobre cómo actuar para mitigarlo. 

Campaña de crowdfunding para Acción contra el Hambre

Desde Triodos Bank y la Fundación Triodos ponemos en marcha una acción de recaudación de fondos para apoyar a las víctimas de la DANA.

QUIERO DONAR

P. Antes hablabas de la importancia del dinero para hacer frente a este tipo de situaciones, ¿por qué es más importante el dinero que otro tipo de acciones? 

R. El dinero permite identificar rápidamente lo que se necesita y cubrirlo al instante. Donar ropa o agua, aunque parta de la buena voluntad, no siempre ayuda. Muchas veces los recursos terminan apilados sin llegar a quienes los necesitan porque la distribución es muy compleja. Al donar a organizaciones con experiencia, el impacto es más directo y eficiente. Además, en una emergencia ciertas tareas solo pueden hacerlas profesionales, con experiencia en el uso de maquinaria pesada, por ejemplo. 

En la acción humanitaria es fundamental el papel de las y los profesionales. En Acción contra el Hambre, somos profesionales en nuestros respectivos campos, con un alto nivel técnico. Decidimos trabajar en una ONG porque hay un salario emocional que no tiene precio, pero eso no significa que no estemos profesionalizados. Este trabajo es como un engranaje en el que cada pieza, desde los economistas hasta los ingenieros, contribuye con su experiencia a organizar la respuesta. La solidaridad es crucial, pero también lo es contar con personas que saben cómo gestionar emergencias. 

P. ¿Qué le dirías a quienes aún dudan sobre colaborar o no con una donación monetaria? 

R. Les diría que piensen en el impacto real. Cuando se dona dinero se permite a las ONG brindar un trabajo integral que no es solo asistencia temporal, sino que también previene futuros problemas, como epidemias. La ayuda monetaria permite planificar a largo plazo y garantizar que los recursos lleguen exactamente a donde se necesitan. A veces, un pequeño aporte económico es más efectivo y sostenible que donaciones materiales que pueden quedarse en un almacén sin ser utilizados.