¿Cómo y por qué surgió Espacio Mujer?
Natalia Vargas (N): Desde los inicios de Atiempo, mujeres han acudido a la asociación en busca de ayuda, pero eran pocas y su permanencia solía ser breve. Hace seis años, a propuesta de una participante, decidimos crear un espacio específico para mujeres con el objetivo de retenerlas y atender sus necesidades. En 2018 empezamos a darle forma.
Desde entonces, hemos trabajado principalmente con mujeres con adicciones y, en algunos casos, víctimas de violencia de género. Los problemas más comunes son depresión, ansiedad, baja autoestima, desorientación y una pérdida de identidad, muchas veces enterrada bajo sus roles de madres, parejas o cuidadoras.
Nuestro objetivo es que estas mujeres dediquen un tiempo para sí mismas, como los miércoles por la tarde, en formato de terapia grupal.
¿Qué importancia tiene Espacio Mujer para las mujeres de Vallecas y los alrededores?
N:Para las mujeres de Vallecas, este espacio es muy importante. En todos los barrios hace falta un espacio así, pero aquí, donde hay carencias económicas y sociales importantes, es especialmente necesario. Ofrecemos un lugar donde puedan reflexionar sobre sus necesidades, algo que otros recursos, a menudo saturados, no pueden garantizar.
¿Cuáles son los principales factores que llevan a una mujer a pedir ayuda en Espacio Mujer?
Diana Rodríguez-Rey (D): La mayoría de las mujeres que acuden tienen un nivel socioeconómico bajo. La media de edad ronda los 45 años, y muchas han enfrentado adicciones, violencia de género o han cuidado de personas con adicciones.
También atendemos a mujeres con discapacidades o enfermedades crónicas derivadas de climas de violencia, quienes a menudo no encuentran escucha en el sistema sanitario.
¿Qué papel juega el apoyo mutuo entre las mujeres?
D: Un gran logro es ver cómo las mujeres generan redes de apoyo fuera de la asociación, quedando para tomar un café o ayudándose en tareas cotidianas como ir al médico. Que sean capaces de crear estos espacios por sí mismas es nuestro objetivo final.
N: Muchas veces se apoyan para realizar gestiones importantes, lo cual refuerza su confianza y autonomía.
¿Qué cambios habéis observado en las participantes?
N: Los procesos no son lineales. Las mujeres suelen llegar desorientadas, conscientes de que no se sienten bien, pero sin saber cómo resolverlo. Les ayudamos a identificar sus emociones y problemas, consolidando hábitos y confianza.
D: Hemos visto a mujeres enfrentar adicciones, superar problemas de movilidad, y atreverse a denunciar a sus maltratadores o a decir “no” a situaciones abusivas. Estos logros, aunque parezcan pequeños, son transformadores, especialmente para quienes han sufrido abusos durante décadas.
En el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ¿cómo ayudáis a quienes sufren violencia de género?
D: Uno de los primeros pasos es enseñarles a nombrar las conductas violentas que han sufrido. Muchas llegan por otros problemas y, poco a poco, detectamos juntas la violencia de género que han padecido. En el sistema sanitario, este tema sigue siendo un tabú, lo que dificulta que las mujeres hablen abiertamente. Aquí trabajamos para que se sientan cómodas y seguras al compartir su historia.
N: La pedagogía es clave. No solemos abordar directamente el tema de violencia de género porque podría provocar rechazo. En lugar de eso, proporcionamos información y ayudamos a que reconozcan las señales de maltrato.
¿Cómo es vuestro enfoque en Espacio Mujer?
N: Queremos tener una visión completa de cada mujer que atendemos. Si no podemos ayudarlas en un aspecto, las derivamos a otros recursos, pero siempre mantenemos el contacto. Espacio Mujer es un punto de referencia incluso para quienes ya no necesitan nuestra intervención directa.
D: Es fundamental entender los problemas como síntomas de otras variables más profundas. No buscamos poner parches, sino ofrecer soluciones estructurales en sus vidas.
¿Hay un patrón común en el proceso de recuperación?
D: El primer día, suelen observar y callar, algo relacionado con la educación que hemos recibido las mujeres. Con el tiempo, empiezan a hablar, preguntar y compartir, y esto las empodera para descubrir que pueden vivir solas, trabajar y salir de situaciones difíciles. Aprender a poner límites es un gran avance.
¿Qué rol juega la sensibilización en vuestro trabajo? ¿Hacéis actividades específicas?
N: Organizamos actividades abiertas al barrio para concienciar sobre la violencia de género. Las mujeres de Espacio Mujer son nuestras principales agentes de sensibilización, compartiendo sus historias en campañas como las del 8M. Estas acciones no solo atraen a nuevas mujeres al programa, sino que también hacen que hombres reflexionen sobre sus actitudes machistas.
¿Algún mensaje de las participantes os ha inspirado a seguir adelante?
N: Todas las mujeres que pasan por aquí nos inspiran. No personalizamos casos porque todas, dentro de su propio proceso, son ejemplos de éxito. Abrirse a alguien o aprender a vivir sin lágrimas ya es un gran logro. Cada pequeña victoria nos anima a continuar con esta labor.
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