Tanto si está pensando en alquilar como en vender su casa, reformarla siempre es una buena opción: inquilinos y compradores valoran muy positivamente que la vivienda esté en buenas condiciones. Además, una reforma bien hecha puede sumarle mucho valor a un piso estándar.

Si además de realizar mejoras de carácter estético, la vivienda incorpora otras que reducen su consumo energético y elevan su calificación energética, el atractivo puede ser doble e incluso triple:

  • El potencial comprador/inquilino accederá a una casa reformada, o lo que es lo mismo, más atractiva que otras competidoras del mercado.
  • El gasto energético mensual será menor (dependerá de la calificación energética, pero puede ser de hasta 500 euros al año), lo que le permitirá ahorrar en su factura de la luz y el agua, por lo que el gasto no será un problema, ya que lo recuperará en forma de ahorro energético.
  • En el caso de estar interesado en comprar la vivienda, existen productos de financiación en el mercado cuyo diferencial está ligado a la certificación energética de la vivienda: con la hipoteca de Triodos Bank las viviendas más sostenibles obtienen mejor tipo de interés.

¿Cómo hacer mi casa más eficiente?

Seguro que ahora mismo se está preguntando si llevar a cabo este tipo de reformas es muy complicado. Como en toda obra, dependerá de la cantidad de trabajo que realizar y de los materiales empleados, así como del tiempo y el equipo humano contratado. A continuación tiene diversos ejemplos de actuaciones para llevar a cabo en su vivienda que minimizarán el impacto en el medio ambiente y le ayudarán a reducir el importe de sus facturas.

Incorporar aislamiento

Si está pensando en renovar sus paredes pasando del gotelé a la pintura lisa o viceversa, ¿por qué no aprovechar para aislar? Aislar es un proceso relativamente sencillo, que reduce las pérdidas de calor en la vivienda, evita la aparición de humedades o moho, y garantiza un mayor confort térmico y acústico en el interior. Así se mejora el impacto ambiental de la vivienda al reducirse las emisiones de CO2 entre un 20% y un 50% al año.

Teniendo en cuenta que un edificio medio emite entre 10 y 15 kilos de CO2 cada tres minutos –7,2 toneladas al día–, el impacto que este tipo de actuaciones individuales tiene para el medio ambiente es claramente positivo.

Si la casa que quiere reformar es de construcción relativamente reciente y las paredes cuentan con cámara de aire se puede optar por el insuflado materiales aislantes como la celulosa o lana mineral. En el caso de que el inmueble sea de construcción antigua y no disponga de cámara de aire, existen otro tipo de materiales que ayudarán a mejorar su aislamiento, desde productos 100% ecológicos como el corcho, el cáñamo o la lana de oveja, hasta materiales más habituales com la lana mineral, el poliestireno extuido (XPS) o el poliuretano. En la Guía Práctica para la Rehabilitación Edificatoria publicada por el IDAE encontramos más datos e información sobre el tipo de actuaciones que podemos llevar a cabo para mejorar el aislamiento de nuestras viviendas.

Cambio de ventanas

Otro cambio que puede introducir en el proyecto de reforma del inmueble con el que mejorará su eficiencia energética son las ventanas: entre un 25% y un 50% del calor de una vivienda se va por la ellas. Sustituirlas por ventanas de aluminio con rotura del puente térmico o con marco de vinilo, mucho más resistentes a la transferencia de calor, mejorarán el aislamiento tanto térmico como acústico. Además, este tipo de ventanas proporcionan un ahorro cercano al 70% en las emisiones respecto a las tradicionales (500,41 Kg/m2, según datos del Informe GTR 2012).

Y si usted es de los que prefiere apostar por materiales más naturales, como la madera certificada (PEFC o FSC), existen en el mercado ventanas que combinan este material con aluminio y aislante térmico, garantizando así un mejor comportamiento ante los cambios de temperatura.

Si arropa las ventanas con cortinas, toldos o persianas, logrará regular mejor la temperatura en el interior de la casa.

Climatización

Si la vivienda cuenta con calefacción individual, se puede intervenir en la eficiencia de la vivienda sustituyendo la vieja caldera por otra más sostenible. Las calderas de gas natural de baja temperatura y de condensación combinadas con termostato permiten reducir el consumo hasta un 25% respecto de una caldera convencional.

También se puede optar por la instalación de suelo radiante, que es un sistema eficiente y natural de distribución del calor o pensar en calderas de biomasa, una solución relacionada con la utilización de energías renovables, como la que proponen desde Energrup Bio-Renovables, una empresa barcelonesa que ha contado con financiación de Triodos Bank para instalar este tipo de calderas en varios hoteles.

La incorporación de electrodomésticos con calificación A++ o el empleo de sistemas de iluminación eficiente cerrarían el círculo de acciones que se podrían implementar para mejorar la eficiencia energética de la vivienda y mejorar así su calificación energética.