El Camino de Santiago ha sido uno de los fenómenos más extraordinarios de éxito turístico a nivel mundial en las dos últimas décadas.
Yo lo descubrí en el año 1992. Al no poder acudir a la Barcelona olímpica como voluntario, cogí la mochila y me fui al Camino de Santiago con un grupo de amigos. Sabíamos que el año 1993 marcaría un punto de inflexión y queríamos conocerlo antes del fenómeno del año Santo Xacobeo. Este fue un éxito y el Camino se ha transformado en una ruta que recorren cientos de miles de personas todos los años en dirección a Santiago de Compostela.
Hoy en día hay que profundizar algo más dentro del Camino para encontrar su esencia, ya que su superficie se ha deteriorado en estos años de consumo masivo y administración pública pésima.
La esencia original era la que dormía en las “pallozas” del Cebreiro y entre sus vecinos, aún inocentes aldeanos en el año 92 y que hoy en día se han convertido en empresarios de souvenirs. Quizás las esencias ya no están en el mismo Camino sino en sus márgenes, donde se esparcen alojamientos donde seguimos difundiendo los valores de solidaridad, reflexión y hospitalidad que han acompañado al Camino en sus más de mil años de historia.
A la orilla del lago de Portodemouros, justo 20 años después de mi primera caminata, encontré allí un retorno al Camino, pero desde otra perspectiva, la del “Hospitalero”, hermosa palabra que hunde sus raíces en la “filoxenia”: bondad al extraño, amor a lo diferente.
Me gusta pensar que nuestra Casa da Igrexa, en Arzúa, es uno de esos lugares donde las esencias del Camino se conservan. Buscábamos que fuese un proyecto rural pegado al Camino y, precisamente por eso, creo que es importante transmitir los aspectos éticos y sociales a los peregrinos que llegan de todo el mundo.
Además de haber elegido trabajar con banca etica, también ofrecemos productos de bodegas ecológicas de toda Galicia, nuestro café, azúcar o cacao provienen de comercio justo, los alimentos son ecológicos o de proximidad o hasta nuestro teléfono es un FairPhone. En este lugar privilegiado de reunión de diferencias que es el Camino… recuerdo que, curiosamente, la primera usuaria de nuestro TPV de Triodos Bank fue Ayako Okuma, una peregrina japonesa que venía de Tokio.
Debemos ser consecuentes con los valores éticos y morales que defendemos, para así conservar y difundir las esencias del Camino de Santiago. Un Camino que además de hacer cambiar al peregrino en su interior debe de marcar la dirección hacia un mundo mejor.
Xosé Zapata se autodefine como “un peregrino” y un “rural por convicción”.
Profesional a caballo entre la producción audiovisual y su propuesta de turismo sostenible accesible Casa da Igrexa, en los márgenes del Camino de Santiago, comparte con nosotros qué significa para él esta ruta, en la que pasó de caminante a “hospitalero”.
¡Muchas gracias por tu comentario!
Por favor, confirma tu comentario haciendo clic en el enlace del e-mail que has recibido.